
El envoltorio guitarrero de sus dos primeros álbumes se ha tornado en Humanoid, su tercer trabajo, en un sonido «más electrónico, con muchos sintetizadores», según palabras de los propios músicos.
El look del grupo –detalle no menor para sus seguidores– tampoco es ahora el mismo: Bill Kaulitz, el cantante, de 20 años recién cumplidos, ha cambiado su mullida boja capilar por una cresta de inspiración punkoide. Su hermano gemelo, Tom, guitarrista, se ha cortado las rastas y ahora luce unas cuidadas trencitas cosidas al cráneo. «Pero no hacemos estos cambios por estrategia comercial, sino porque nos gusta probar y experimentar», explicaron el lunes en Madrid en la presentación de su nuevo trabajo.
Su apuesta sonora y visual los ha convertido en la banda de mayor éxito de Alemania de las últimas dos décadas, aunque su fama no conoce fronteras, vista la legión de fans que ayer los persiguió desde la puerta de su hotel hasta el estudio de televisión de El Hormiguero (Cuatro), donde se dieron un nuevo baño de multitudes. «No podemos salir a la calle sin ir acompañados de guardaespaldas, pero no nos importa. Si no fuéramos del grupo, nosotros también seríamos seguidores de Tokio Hotel», declaran los músicos, autores de hazañas comerciales como la que lograron el año pasado, cuando reunieron a medio millón de aficionados a los pies de la Torre Eiffel.
Dicen estar «encantados» con el fenómeno fan y se muestran divertidos ante sus consecuencias menos glamurosas: «He llegado a leer en internet que me he suicidado en un hotel y me he afeitado el vello púbico. Nos reímos de estas cosas, no nos preocupa, forman parte de nuestro trabajo», afirma Tom Kaulitz. El grupo iniciará a principios del 2010 una gira mundial, aunque aún no tienen fechas ni destinos cerrados.
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